Es difícil salir del alcoholismo porque casi todo se celebra con una copa

Francisco Fernández. Terapeuta de la Asociación Malagueña de Alcohólicos rehabilitados (AMAR).

Aboga por un gran parque en los terrenos de Repsol, por suprimir la Feria del centro y concentrar la fiesta en el Real y por trasladar la Biblioteca Municipal a la antigua cárcel.


Hace algo más de dos décadas, el alcoholismo hizo tocar fondo a Francisco Fernández. Pero logró salir a flote. Por eso desde entonces forma parte de la Asociación Malagueña de Alcohólicos Rehabilitados (AMAR), desde la que -como terapeuta- intenta ayudar a otras personas a superar su adicción al alcohol. Es vecino de Huelin y jubilado de Limasa, empresa a la que dedicó 36 años de su vida. Reconoce que salir del alcoholismo no es fácil porque es ir a contracorriente dado que casi todo -sea una boda, un bautizo, la Feria o una procesión- se celebra con «una copa en la mano».


¿Qué le parece cuando ve tanta gente bebiendo en la Feria?

Nosotros no estamos en contra de nada. Hay que tener la libertad de beber o no beber. Esta asociación no está hecha para prohibir absolutamente nada, sino que está a favor de la vida. Si la persona que bebe resulta que bebe con moderación y lo disfruta, estupendo. Lo malo es cuando no se bebe para disfrutar, sino porque no hay más remedio que beber.

Hay sitios donde la Feria se transforma en botellón. ¿Qué opina?

Precisamente Málaga Hoy publicó una foto donde al final se convertía en botellón. Por mucho que intenten las autoridades, no creo que estén precisamente triunfando en ese sentido. Se reconoce que el botellón al final de la fiesta existe; con todo lo que conlleva; peleas, ruido. Hay vecinos que no están de acuerdo porque suele ser fatal.

¿Habría que reconducirlo? ¿Se puede reconducir para que no acabe en botellón?

Es difícil porque la Feria del centro está concebida casi con licencia para beber. Y cuando se empieza a beber, después es muy difícil poder decir hasta aquí he llegado.

¿Poder evitarlo? Tendría que evitarse el desmadre a la hora de beber. ¿Cómo se hace?

Francamente, es difícil.

¿Con el alcohol se puede decir ‘yo controlo’?

Con el alcohol ‘yo controlo’ es lo que habitualmente se dice cuando precisamente se descontrola. Normalmente, cuando a una persona se le dice si tiene problemas con el alcohol, te responde ‘No, yo controlo’. Pero generalmente cuando se dice ‘yo controlo’ es cuando más descontrol hay.

Lleva 20 años en la asociación…

Pero no soy fundador, soy un socio más. Uno más que tuvo problemas en su época, que los resolvió y hoy está aquí.

¿Es difícil asumir que se es alcohólico y hay que pedir ayuda en asociaciones como ésta?

Bueno, yo vine no voluntariamente. Vine porque mi mujer me lo puso como alternativa. Te enmiendas o te vas a la porra. Es lo que habitualmente suele pasar.

¿Y sigue con esa mujer?

Sí, sí. Ella es muy buena, aguantó carretas y carretones. Generalmente no venimos de manera voluntaria. Por lo general llegamos por las consecuencias que provocamos. La gente suele llegar empujada por los familiares. Vienen al quedarse sin trabajo, sin amigos… Esas consecuencias, esos problemas que acarrea su alcoholismo suelen empujarlos a estos lugares. Pero no todos los que lo necesitan vienen, sino el que quiere venir, que es distinto. Hay muchísimos que lo necesitan y no vienen.

¿Quién es ese familiar que suele empujarlos a venir?

Su mujer o su madre, sobre todo. La figura femenina que está al lado. Porque por lo general son ellos [los afectados].

¿Porque hay un perfil más bien masculino?

Se da más en el hombre, aunque también se está dando en la mujer. Lo que ocurre es que la mujer es más víctima de la sociedad que el hombre. En el hombre se acepta más el consumo. La mujer lo pasa peor porque tiene el mismo problema, pero la sociedad la rechaza peor que al hombre.

¿Vienen más bien jóvenes o mayores?

De todo; de todas las edades y de todas las profesiones. Aunque hay más cifra de mayores porque los jóvenes no muestran intención de venir porque no quieren dejar de beber. Además porque han roto menos cosillas. Ya al ser mayor se han roto más cosas. Los jóvenes no consideran que es un problema, no ven claro que tengan un problema. Son jóvenes y lo ven normal, equivocadamente. Porque las consecuencias de su alcoholismo todavía no son tantas ni tan graves ni de tanta repercusión como cuando un hombre está casado y tiene hijos. Cuando avanza la edad, las repercusiones son otras (mayores), aunque el problema es el mismo.

¿Además, supongo que la madre le aguanta más que la mujer?

Muchísimo más.

¿Pero las personas alcohólicas vienen porque son conscientes de su problema o porque las traen sus familiares?

Siempre vienen obligadas. Por las circunstancias o porque hay un abogado…

¿Cuando dice que hay un abogado a qué se refiere?

Porque suelen tener problemas derivados del consumo de alcohol; problemas judiciales como malos tratos, accidentes de tráfico o cosas así.

¿Quiere decir que los perjuicios del alcoholismo no siempre son sólo para la propia persona, sino que suele haber consecuencias jurídicas y consecuencia para otras personas?

Sí, sí, sí, sí.

¿Qué proporción de alcohólicos acude a rehabilitarse?

Es difícil dar una cifra. Yo diría que un porcentaje de en torno a un 15% o un 20%. Más no.

Y de los que hacen tratamiento, ¿qué proporción se rehabilita? 

No llegan ni a la mitad. No sé exactamente qué proporción es, pero de 20 no son 10. Hay muchos, muchos, muchos alcohólicos. No hay más que acercarse al centro en Feria y se ven.

Si no intentan rehabilitarse todos los que lo necesitan y de los que lo intentan no sale ni la mitad, quiere decir que es muy difícil salir del alcoholismo…

Es difícil salir del alcoholismo porque es ir contracorriente. Es ir en contra de todo lo que la sociedad me ofrece desde por la mañana temprano. Celebraciones, bautizos, bodas, fiestas por vírgenes, cristos; todo se hace con el alcohol en la mano. No sé si se quitara el alcohol si habría tantas celebraciones. Me parece que no.

¿No se deja de ser alcohólico?

No, es una enfermedad. Lo bueno que tiene es que tú eres dueño de activar o no esa enfermedad. Pero es difícil. Es difícil porque es ir en contra de la corriente. El alcohol es una droga, la principal. Es la puerta de entrada a las demás. En la asociación tenemos casos de politoxicomanía que vienen con ambas cosas. Vienen muy completos, con alcohol y otras drogas. Hay personas que cogen un puntito agradable con el alcohol, paran y lo pasan bien. El problema es cuando el puntito no es suficiente y quiero más y más y más porque no hay control. Entonces se acaba devolviendo, en el suelo o con un coma etílico.

¿Ese perfil ha cambiado?

Sí. Antiguamente el alcoholismo era más puro. Ahora está muy mezclado. Antes era más difícil conseguir las drogas. Ahora está en la calle en cualquier momento y sobre todo las de diseño. Y eso es una bomba. Todo eso descontrolado es una bomba de consecuencias impensables.

¿Las administraciones pueden hacer más para paliar el alcoholismo?

Bueno, por ejemplo, la Dirección General de Tráfico informa continuamente de los problemas que acarrean el alcohol o la droga al volante. Una forma de hacer más sería echarnos una mano de verdad a las asociaciones, fomentándolas.

Son una ONG. Hay crisis y recortes de subvenciones ¿Cómo lo van sorteando?

Cada vez hay menos afluencia de personas y menos socios, pero el alquiler hay que pagarlo y el agua, y la luz. A veces tenemos subvenciones, pero últimamente, desde hace un par de años, no las estamos recibiendo. Están tardando mucho. Sobrevivimos con la cuota de los socios, un kiosco que tenemos en la Feria 8en el que venden refrescos), actos que organizamos o moragas sin alcohol.

¿Se podría reducir el alcoholismo?

Sí, se podría claro. Una de las formas sería fomentando asociaciones como la nuestra. Nosotros la pasamos regular para sobrevivir, pero aquí estamos.

¿La crisis hace que se beba menos o más?

La crisis se ha aliado para que vengan menos criaturas aquí, para que se asocien menos personas. Pero creo que se bebe más, justamente por las consecuencias de la crisis. Se cree que con el alcohol ya no hay crisis, que los problemas los resuelvo. Pero cuando me despierto tengo los mismos problemas que tenía más lo que acabo de ocasionar por beber. Porque el alcoholismo destruye familias, amistades, trabajos y sobre todo a la propia persona. Se destruye uno a sí mismo, que es lo peor.

¿Y usted que lo ha hecho puede decirme cómo se reconstruye esa persona?

Cambiando totalmente de hábitos, de compañías, de lugares, de ideas… Reestableciendo la dignidad de la persona. Hay que hacer un buen cambio, no es fácil.

Hace poco ha sido la Feria. ¿Le gusta la Feria?

No, no me gusta. La del centro no la quiero ni bendita. Eso no es Feria. Si tengo que ir a la Feria voy al Cortijo de Torres. Allí hay casetas, carricoches… Lo que es una feria. El centro lo único que hay son bares, bares, bares y beber, beber, beber.

¿Qué cambios le haría entonces a la Feria?

Concentraría todo en el Cortijo de Torres; el día y la noche. Quitaría la del centro porque no es una feria, sino una zona de consumo de alcohol al por mayor. Es ‘bebe todo lo que quieras que no pasa nada’. No todo el mundo bebe; hay muchas criaturas que bailan y lo pasan bien, pero muchos van con la cerveza y acaba en botellón.

¿Qué le mejoraría a la provincia y a la ciudad de Málaga? 

Probablemente los pueblos estén mejor que la capital. Aquí [en la capital] me da la sensación de que hay demasiado ruido y muchos coches. Yo a la ciudad le pondría más actos culturales y más teatro. Fomentaría los temas culturales y de música. Y a los pueblos le llevaría otros divertimentos para que no fuera solo el paseo por el centro y ya está. Más cines, más teatros. Es que en algunos pueblos no hay mucho donde ir.

¿En los terrenos del Repsol qué pondría?

Un parque. Puede ir una parte de zona residencial, pero no con torres muy altas. Pero la mayoría del suelo parque, parque, parque. Conectado con el bulevar.

¿Y en la antigua cárcel?

La Biblioteca Municipal me la llevaría ahí o pondría un teatro.

¿Algo que quiera reivindicar?

Pediría a nivel personal que dejen tranquila a Limasa.

¿Usted es jubilado de Limasa?

Sí. Por eso quiero que la traten con más comprensión, más conocimiento y más respeto.

Es terapeuta en Amar. ¿Cómo se enfrenta a esos dramas?

Con mucha comprensión y cariño.  Y más que nada, la cuestión no es aconsejar. Lo que hacemos es oír;  a la familia, a los compañeros. Con mucho cariño, porque lo necesitan. Pero aquí consejos no se dan. ¿Quiénes somos nosotros para aconsejar? Ni le decimos lo que tienen que hacer o dejar de hacer. Aquí se dan testimonios y que cada cual haga lo que quiera.


Leonor García Málaga | Málaga Hoy

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