Ve tus problemas como bendiciones

Photo by Samudra

En el curso de mis seminarios de liderazgo a menudo pregunto a los asistentes: ¿Quién está de acuerdo conmigo en que sobre todo aprendemos de nuestras experiencias más duras?”. Inevitablemente, casi todas las manos presentes se alzan. Si esto es así, con frecuencia me pregunto por qué los seres humanos empleamos tanto tiempo de nuestra vida rumiando sobre los aspectos negativos de nuestras experiencias más difíciles en lugar de verlas como lo que son: … nuestros mejores maestros.

No tendríamos la sabiduría y el conocimiento que ahora poseemos de no ser por los reveses que hemos sufrido en la vida, los errores que hemos cometido y el sufrimiento que hemos soportado. De una vez por todas, acepta que el dolor es un maestro, y el fracaso, la vía rápida hacia el éxito. No se puede aprender a tocar la guitarra sin pulsar algunas notas equivocadas y nunca aprenderás a navegar si no estás dispuesto a correr el riesgo de volcar alguna vez. Empieza a ver tus problemas como bendiciones, toma la determinación de transformar las piedras sueltas en piedras angulares sobre las que asentar tu vida y resuelve convertir tus heridas en lecciones.

Como casi todo el mundo, yo también he tenido mi porción sufrimiento al ir avanzando por el sendero de la vida. Pero siempre trato de no olvidar que lo que forma nuestro carácter no son las experiencias más fáciles, sino los episodios más duros. Durante los momentos más comprometidos de la vida descubrimos quiénes somos realmente y la verdadera dimensión de nuestra fortaleza interior. Si en el presente te enfrentas a circunstancias que te desafían, con todo respeto te ofrezco las siguientes palabras de Rainer María Rilke, que me han ayudado grandemente cuando  la vida me pone un obstáculo en el camino:

[…] ten paciencia con cualquier asunto no resuelto que guarde tu corazón. Trata de amar las preguntas por sí mismas, como habitaciones cerradas y como libros escritos en un idioma extranjero. No busques las respuestas. No pueden serte dadas porque en ese caso no podrías vivirlas. Hay que experimentarlo todo. Por el momento, debes vivir la pregunta. Quizá con el tiempo, sin siquiera advertirlo, te descubrirás experimentando la respuesta, un día lejano”.


Extraído del libro de Robin S. Sharma: “Lecciones sobre la vida del monje que vendió su Ferrari”

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