Ni que decir tiene y no digo nada nuevo | Cuaderno de Bitácora 30ENERO2013

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Convengamos que la vida, y ya lo sabrán por propia experiencia, no es todo alegría, felicidad y cosas buenas.

La vida también es tristeza, angustia y cosas no tan buenas.

No podemos pretender vivir siempre en un estado de alegría, así como tampoco podemos vivir siempre en desgracia, aunque a veces nos empeñemos en ello.

No es posible vivir siempre buscando la estabilidad y la seguridad; porque la vida, si tiene una característica clara, es la siguiente: “CAMBIO”, … es continuamente cambiante en un bucle sin fin: momentos tristes y de debilidad seguirán a momentos de gran fuerza y alegría para volver más adelante en tiempo y lugar, para seguidamente mutar en debilidad o aburrimiento, … y así, hasta el infinito.

El “truco” consiste en aprender a “manejarse” (moverse,adquirir agilidad y desenvoltura) y “gestionarse” (hacer los trámites o diligencias necesarios para resolver un asunto) para navegar por esta vida siempre cambiante.

  • Consiste en darse cuenta que no hay nada fijo, seguro y para siempre en esta vida.
  • Consiste en darse cuenta que “así como hemos venido a este mundo, así también nos iremos, … completamente desnudos”; y además aquí, no nos vamos a quedar.
  • Consiste en darse cuenta del papel que desempeñamos cada uno de nosotros en todo este tinglado y llevarlo a cabo sin excusas.
  • Consiste en darse cuenta que el devenir de la vida es un continuo fluir de circunstancias que pueden afectarnos en mayor o menor medida, dependiendo de nuestra situación y posición, nuestra actitud y aptitud, nuestra implicación y pasión, etc.

La vida nos enseña a todas horas y en todo lugar, debemos estar atentos y percibir lo que tiene para nosotros en cada circunstancia, sea triste o sea alegre, debemos permanecer tanto en la tristeza como en la alegría completamente alerta y receptivos para encajar y gestionar lo mejor posible lo que la vida nos depare.

La vida fluye si o si, nos pongamos de “cara” o nos pongamos de “culo”, estemos alegres o tristes, nos vayan bien las cosas o nos vayan mal; y es entonces que la opción más inteligente por nuestra parte es prepararse física, psíquica y espiritualmente para avanzar por ella con unas mínimas garantías de llegar a buen puerto, … con salud, con dignidad y la satisfacción de haber realizado un “buen trabajo” en beneficio y disfrute propio y de los demás.

Precisamente y en este sentido, la metáfora que utilizamos en VIVIRSINBEBER del barco que navega por la acción caprichosa del viento en sus velas, cobra plena vigencia comparada con la realidad de la vida misma.

Por ejemplo: en muchas ocasiones cuando un barco a vela se desplaza de un punto a otro, se encuentra que el viento sopla de proa (es decir, el viento viene de “frente”, de “cara”, sopla justo en la dirección contraria a la que el barco tiene que desplazarse para llegar a su destino). Como sabemos por experiencia no se puede navegar en contra del viento, si no imposible, sí es muy difícil y arriesgado.

Entonces la opción más conveniente es “trimar” (ajustar correctamente el aparejo y del perfil de las velas según las condiciones de viento y mar existentes) las velas adecuadamente para embolsar el suficiente viento para navegar en zig-zag avanzando hacia nuestro destino. Se tarda más tiempo en llegar, … pero se llega 🙂

Continuando con la metáfora, nuestro trabajo y responsabilidad como seres humanos es conseguir un barco suficientemente robusto y fiable, con un casco fuerte e impermeable a las tropelías de las olas y con un velamen ágil y ligero, resistente y flexible a la vez, y sobre todo, … fácil de manejar para la más que posible, navegación en solitario.

En esta metáfora náutica de la navegación a vela se desvela nuestra misión, una metáfora donde el “casco del barco” es nuestro cuerpo “físico” fuerte y bien entrenado; una metáfora donde las “velas” son nuestro cuerpo “psíquico y mental” ágil, flexible, tolerante, con grandes capacidades y potencialidades por explorar y desarrollar; y donde “la mar y el viento” son la “vida misma” que todo lo envuelve y sus circunstancias.

Así como, cuando salimos a navegar aceptamos que podemos tener mal tiempo o buen tiempo en sus infinitas combinaciones; lo que hacemos, como buenos navegantes que somos, es tomar la iniciativa y la responsabilidad de cerciorarnos primeramente del “parte meteorológico”, de comprobar que todo a bordo funcione incluido los sistemas de comunicaciones con tierra, que todo el material de abordo esté en orden y en buen uso, con suficiente comida y agua para la travesía, con la tripulación adecuada embarcada, las “cartas náuticas” de los mares que vamos a navegar y lo principal: un DESTINO establecido.

En nuestra vida real debemos actuar con la misma diligencia y esmero, con la misma autoridad y responsabilidad.

Cuando vivimos en este mundo actual siempre cambiante, aprendemos a aceptar que podemos tener “días buenos” y “días no tan buenos”, por no decir épocas enteras o incluso años. Entonces, como en la metáfora náutica, tomamos la iniciativa  de capitanear nuestra vida y la responsabilidad de llevarla a buen fín.

Para ello nos formamos y desarrollamos físicamente (actividad deportiva activa, buenos hábitos alimenticios y de salud, etc), intelectual y mentalmente (estudiando y conociendo experiencias ajenas anteriores, desarrollando espíritu crítico y creativo, conocer y gestionar que no controlar nuestras emociones, etc) y a todo esto, paralelamente, ampliamos nuestro universo espiritual (a través de la respiración consciente, de la meditación, … y muy especialmente al aplicar el filtro de la BONDAD a todo aquello que tengamos oportunidad de influenciar).

Personalmente, el continuado estudio y práctica de las “Artes Marciales” me ha catapultado a estadios a priori, inalcanzables para mi condición de “persona adicta” (en la actualidad las artes marciales se practican por diferentes razones, que incluyen la salud, la protección personal, el desarrollo personal, la disciplina mental, la forja del carácter y la autoconfianza).

Ni que decir tiene y porque nadie nace enseñado, … que si no se saben o conocen las técnicas y estrategias adecuadas para cada circunstancia: … se APRENDEN, se PRACTICAN o se ESTUDIAN, pues de lo contrario nuestro barco/nuestra vida corre el peligro de convertirse en “la perla negra” del film “Piratas del Caribe”.

Ni que decir tiene que las adicciones enquistadas en nuestro ser no tienen cabida en nuestra vida presente y futura.

Ni que decir tiene que la superación de las mismas viene implícito en nuestro compromiso de alcanzar una vida digna y plena.

Ni que decir tiene que la edad que uno tiene no es relevante para la mayoría de las decisiones a tomar, ni acciones a aplicar, … hasta que la muerte venga a nuestro encuentro tenemos tiempo para seguir buscando nuevas razones por las que salir de la cama cada mañana, para buscar la pasión necesaria y contagiarla a todo aquello que tengamos la oportunidad de vivir, y hasta el último aliento sentir agradecimiento por el cuerpo que hemos tenido el honor de habitar y por las muchas oportunidades que se nos han brindado, las hayamos aprovechado o no. El instinto de supervivencia del ser humano tira de cada uno de nosotros hacia arriba y hacia adelante; entonces, orientemos las velas adecuadamente para que el tránsito por esta vida sea fluido, constructivo y por qué no, … DIVERTIDO.

Ni que decir tiene que lo que necesitamos para todo ello está en nuestro interior; ni en el bar ni en el interior de una botella o jeringuilla encontraremos lo que buscamos.

Ni que decir tiene que el problema no es el alcohol, ni el bar, ni los amigos bebedores. El problema como dijimos anteriormente es nuestro y esta en nuestro interior. Para comprobarlo, por favor responde a esta pregunta: Si vivieras en un, por ejemplo, país islámico donde el alcohol esta prohibido, ¿No serías adicto a alguna otra sustancia?

Ni que decir tiene, que si yo soy capaz de VIVISINBEBER 8 años hasta el momento y de hacerlo sin la eterna presencia del fantasma de la “recaída”, de socializar con tranquilidad y total normalidad en ambientes tentadores, …

«TÚ TAMBIÉN PUEDES»


2 respuestas a «Ni que decir tiene y no digo nada nuevo | Cuaderno de Bitácora 30ENERO2013»

  1. Hola! Llevo 31 dias sin tomar y he sido dificil, no puedo dejar de pensar en el alcohol.. tengo que asistir a una gran fiesta dentro de 15 dias donde estaran todos mis amigos de tragos, siempre he sido el «alma» de la fiesta, siento que lo pasare fatal pero no quiero recaer, que confusion! He sido tomador por mas de 20 años, es la primera que dejo de tomar por «tanto» tiempo, un mes..

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    1. Hola Mario, espero estes bien y con las fuerzas necesarias para triunfar…sabes yo hoy me uni a VIVIR SIN BEBER y apenas sera mi primer dia…y que casualidad que esto que tu comentas coincide perfectamente con migo…ya que igualmente llevo como 20 años o quizas un poco mas siendo bebedor…y esa experiencia de tener que estar con amigos bebedores y a la vez ser el alma de las fiestas, es un duro reto…yo las he perdido todassss…no hay ningun evento social que valla y no consuma alcohol…mi manera de ser, bromista, chistoso, bailador, alegre (bebiendo en el momento), ocurrente, creativo, ha sido uno de los factores que me ha mantenido en el alcohol…y tampoco se como manejarlo…supongo que un mes sin tomar alcohol, no es indicativo que vas a dejarlo en cualquier circunstancia…he leido que esas situaciones hay que evitarlas…hasta un tiempo en que puedas decir, si puedo pasarla bien en una fiesta sin tomar alcohol…mas alla de estas lineas que quise compartir, deseo que puedas tomar la mejor desicion y sobre todo, NO vallas a caer en la tentacion…NO lo hagas, NO tomes alcohol…un fuerte abrazo desde Venezuela…el primer dia del inicio de mi vida!!!!

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